Ciudades heridas y mar en la pintura de Javier Escudero Cuervas-Mons

Javier Escudero Cuervas-Mons es madrileño, licenciado en Geografía e Historia por la Complutense, pero lo suyo es la actividad de maquetista naval,  modelista y pintor. Su pintura va desde el historicismo al expresionismo, tanto dibuja con primor barcos de época como trabaja su espléndida serie Ciudades Heridas, que sigue elaborando intensamente, aquí en la isla. Ha trabajado para la Fundación La Caixa, para el pabellón de Navegación de la Expo del 92, para Las Edades del Hombre en Burgos; ha elaborado infinidad de carabelas, naos de Indias, cocas, galeones, balleneros, fragatas, acorazados de la II Guerra Mundial, pesqueros, pero también cúpulas de monasterios, sinagogas históricas en Toledo, y en su trabajo de escenografía ha colaborado en montajes de las óperas Carmen, el Giovanni de Mozart y El holandés errante, de Wagner, en diversos teatros de Madrid. Una variedad de registros: acuarelas, faros, velas, barcos, retratos.

Un hombre de tierra adentro muy ligado a los barcos y a la mar. “En mi familia, sobre todo la rama de los Cuervas, nunca escasearon marinos y pintores. Mi madre fue pintora y mi maestra, mi abuelo marino mercante. Supongo que algo irá incluido en los genes. Me licencié en Geografía e Historia, más por aquello de que había que estudiar algo serio y de provecho que por verdadera pasión, aunque aquellos años de estudio y conspiraciones han sido muy útiles para mi trabajo. Es apasionante recibir el encargo de un navío del que apenas se conoce el nombre, y tratar de reconstruirlo desde cero. Los estudios de arte, por otro lado, me han servido para aplicarlos sobre los modelos navales y todo tipo de maquetas históricas. Las dos cosas, Historia y Arte, han sido para mí complementarias.”

Ha hecho exposiciones con sus barcos y sus maquetas. Pero también tiene una interesante serie titulada Ciudades heridas, proyecto en el que lleva varios años. “Soy de los que piensan que el arte, la pintura en este caso, debe ser crónica de un tiempo. No me interesa el arte decorativo, aunque comprendo que cumple su función.”

Comenzó su serie cuando la primera guerra de Irak, las imágenes de la TV eran como las de los videojuegos antiguos, de fondo oscuro y lucecitas verdes en la noche, las cámaras de visión nocturna. Afirma que se indignó porque era consciente de que bajo aquella verbena había gente muriendo de verdad. “Decidí dar color a aquello y surgió el primer tríptico, el de Bagdad. A partir de ese cuadro decidí continuar la serie, y con ella sigo: Hanoi, Jerusalén, Stalingrado, Madrid, Dresden, Beirut, Santiago de Chile, Manila, Manhattan… Ciudades que han padecido dramas, cuadros de gran expresividad, de color intenso. Los seres humanos son las ciudades en donde viven. Las ciudades tienen alma, ingenio y pasiones. Los hombres las construyen y las destruyen. Somos testigos del florecimiento y desastre de muchas ciudades hermosas, repletas de tesoros del ingenio humano, el arte y la cultura. Ciudades asaltadas, incendiadas, bombardeadas, saqueadas. No hay en mi serie una denuncia, un mensaje o un reproche, sino el pasmo del horror, el que queda en la memoria y anida en la mente. Cada hombre es portador de una ciudad herida.”

En www.micasaesmimundo.blogspot.com dijo Sol Pau que Javier, como el maestro Turner, es un enamorado del mar y los barcos, y en ellos encuentra la perfecta excusa para jugar con las texturas y el color. Posee una enorme sensibilidad para captar la belleza, un gran instinto para el manejo del color y la sabiduría y el oficio para construir unas imágenes potentes, de gran expresividad. Naufragios, muelles, barcos. Podría recordar a Tàpies o a Manolo Millares, la tela de las velas, cuya aspereza casi se puede tocar, la forma en que juega con la luz…

 Javier Cuervas es un pintor interesante, y próximamente exhibirá su obra más reciente.