miércoles, 12 de julio de 2017

5 grandes poemas de Eugenio de Andrade (Portugal)

Eugenio de Andrade, seudónimo de José Fontinhas (1923-2005), poeta y traductor portugués ganador del Gran Premio de Poesía de Portugal en 1989 y del Premio Camões en 2001, quien empezara su carrera poética con la publicación de Adolescente (1942) y As mãos e os frutos (1948)
Contemporáneo de los movimientos neorrealista y surrealista, no acusa la influencia de los movimientos literarios de su tiempo, proponiendo una poesía elemental, cuya musicalidad sólo encuentra precedentes en la lírica medieval galaico-portuguesa. Según sus propias palabras, la pureza de su verso «es simplemente pasión por las cosas de la tierra, en su forma más ardiente y todavía no consumada».
Andrade está considerado por muchos como la voz más fértil, el poeta luso más universal después de Pessoa. 


Ahora vivo más cerca del sol

Ahora vivo más cerca del sol, los amigos
no saben el camino: es bueno
ser así de nadie
en las ramas altas, hermano
del canto exento de algún ave
de paso, reflejo de un reflejo,
contemporáneo
de cualquier mirada desprevenida,
solamente este ir y venir con las mareas,
ardor hecho de olvido,
polvo dulce a la flor de la espuma,
eso apenas

Blanco en lo blanco

Haz una llave, aunque sea pequeña,
entra en la casa.
Consiente en la dulzura, ten piedad
de la materia de los sueños y de las aves.

Invoca el fuego, la claridad, la música
de los flancos.
No digas piedra, di ventana.
No seas como la sombra.

Di nombre, di niño, di estrella.
Repite las sílabas
donde la luz es feliz y se demora,

vuelve a decir: hombre, mujer, niño.
Donde la belleza es más nueva.

El amor

Estoy amándote como el frío
corta los labios.

Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.

Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.

Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.

Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.

Así es el amor: mortal y navegable.

En un lugar al sur...

Es un lugar al sur, un lugar donde
la cal
amotinada desafía el mirar.
Donde viviste. Donde a veces en sueños
vives aún. El nombre empapado de agua
te escurre en la boca.
Por caminos de cabras descendías
a la playa, el mar batía

en aquellas piedras, en estas sílabas.
Los ojos se perdían ahogados
en el fulgor
del último o del primer día

Era la perfección.

La lluvia cae en el polvo igual que el poema...

La lluvia cae en el polvo igual que en el poema
de Li Po. En el sur
los días tienen ojos grandes
y redondos; en el sur el trigo ondula,

sus crines danzan en el viento,
son la bandera
descamisada de mi embarcación;

en el sur la tierra huele a lino blanco,
a pan en la mesa,
el fulvo ardor de luz invade el agua,
cayendo sobre el polvo, leve, encendida
Igual que en el poema

(Versiones de Aníbal Núñez)

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