miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Por qué habrá tantos editores necios?

Frente a la vorágine de lo cotidiano (se publica tantísimo, y no siempre con la debida calidad) conviene de vez en cuando volver a títulos irrepetibles e imprescindibles de la literatura contemporánea que estuvieron a punto de quedarse para siempre  inéditos. Por ejemplo esta novela hilarante y espléndida de un joven suicida (¿por qué abunda tanto el ejemplo del novelista joven genialoide y desengañado de la vida que se mata antes de tiempo, a lo Foster Wallace?)
Dicen que la novela hizo la habitual ronda por las editoriales casposillas, y fue rechazada aquí y allá, como suele suceder. La madre del autor consiguió que leyeran el original, no se desanimó pese a rechazos y rechazos hasta que al fin lo consiguió. Por cierto, se cuenta que el célebre editor Carlos Barral en su día rechazó el manuscrito de "Cien años de soledad" con la explicación de que le parecía una novela "costumbrista". Qué cosas.
Pues bien: John Kennedy Toole murió antes de que, a título muy póstumo, le concedieran no solo el Premio Pulitzer por esta novela sino otros muchos galardones. Cuentan también que el genio Van Gogh murió sin haber podido vender un solo cuadro. Cosas de la cultura. De los editores y de los compradores de arte.

2 comentarios:

  1. Y ya ves, Luis, es una novela imprescidible. Es de esas novelas que no olvidas nunca.

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  2. Una novela genial.. cómica, divertida, ácida.. los mejores mueren jóvenes, .. y de las editoriales, mirando el panorma actual, está todo dicho..
    un saludo

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