miércoles, 20 de junio de 2012

La soledad de Juan Fernando López Aguilar y el PSOE

José M. Balbuena Castellano

“Europa tiene que cambiar el rumbo de su política para hacer frente a la crisis porque en todo momento ha estado equivocada”. Eso dijo el pasado viernes (15-6-2012) el eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar, ante una escasa audiencia en el Club La Provincia.
Ese día había fútbol:  los lances para ver quién se declara campeón de la Eurocopa. Parece que esto funciona mejor que la propia Comunidad Europea, ya que sustrae mucho público a cualquier acto que se celebre en ciudades, villas, pueblos y villorrios de este país. Ese efecto Eurocopa se dejó sentir en la conferencia del político canario emigrado al Parlamento europeo por no se sabe que tejemanejes, ya que su puesto tendría que estar  en Canarias, que para eso obtuvo un resultado holgado, nunca logrado con anterioridad por el PSOE en estas tierras insulares, que le pudo haber llevado a la presidencia de la autonomía canaria, si hubiese habido un pre-acuerdo con la CC de Paulino Rivero, o el PP, y hubiese suavizado sus disparos dialécticos que ponían a caer de un burro a sus contrincantes en las lides políticas. Fue un error que tal vez gente de su partido no le perdonó nunca. Para muchos, la huida de López Aguilar a Europa fue como un destierro. Paro otros, un alivio. Ahí empezó el declive del Partido Socialista en Canarias (y el derrumbe en el ámbito nacional ante la ingenuidad de un angelito llamado Zapatero) . Su descomposición, su desunión  y el origen de sus reinos de Taifas que le han hecho perder bastante credibilidad en esta área atlántica.
Por eso casi no debe extrañar la patética soledad en la que se vio el eurodiputado grancanario en su disertación del día  15, ya que no estuvo arropado por ningún relevante cargo de su propio partido. Solito estaba López Aguilar en esta travesía del desierto y a veces se reflejaba su sufrimiento en su rostro cansino y desilusionado. Compartió su disgusto y su angustia con un puñado de fervientes y sinceros socialistas, que platicaron  después con él, cuando hubo expuesto sus puntos de vista sobre la señora Merkel, a la considera anti-europeísta, “provinciana y conservadora”, que llama gandules, derrochones, frívolos y demás calificativos propios de la ocasión, a los europeos del Sur,. En cambio López Aguilar  defendió la ideología socialdemócrata, preocupada siempre por el bienestar, el progreso y los derechos de los ciudadanos de cualquier país que se precie. Los partidos conservadores que tienen mayoría hoy en el Parlamento son-según él-parte del problema, y especialmente todos esos que se libran de pagar impuestos, bien porque defraudan a hacienda, envian sus ganancias a paraísos fiscales y blanquean su dinero, o porque tienen grandes propiedades, pero no a su nombre, sino en el de sociedades, que a su vez parasitan las ayudas (europeas, del RIC, o de donde puedan rebañar). O esos bancos fulleros que se arruinan pero enriquecen a sus dirigentes cada vez más, y que el gobierno avala, como si no fuésemos todos los ciudadanos de  a pie quienes mantengamos a  los gobiernos. Una Europa que se empeña en seguir desarrollando unas políticas neo-liberales para solucionar esta grave crisis y que  solamente se doblega ante los mercados y los financieros del mundo, y que ni siquiera tiene un potente banco (BCE) con el que contraatacar,  como la famosa  Reserva Federal de los Estados Unidos.
Estéticamente hablando, la verdad, estuvo feo, muy feo, que los políticos socialistas de estas islas dejaran a López Aguilar solito  en la palestra, que no lo arroparan ni  contribuyeran a aumentar la audiencia.  Pero este hombre que se ha hecho a sí mismo(y a veces se ha “deshecho”, por sus improntas) tiene esperanza, y yo diría fe, en que el rumbo de Europa cambie y no se desaparezca, ni pierda su moneda única, y le haga frente a quienes consideran que el euro es un enemigo del dólar y de quienes lo tienen como patrón para sus negocios y enriquecimientos.
Recortes y más recortes, solo generan desempleo y más desempleo. Más deuda que pagar, con el dinero de los que cotizan, claro. Eso no es coger el toro por los cuernos sino cogerlo por el rabo y dejarse arrastrar. A López Aguilar, ante la mediocridad existente en el mundo político, en general,  le sucede como a aquella luciérnaga de la fábula de Hartzenbusch, a la que un sapo envidioso le lanzó una ráfaga de veneno porque no quería que brillara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario