martes, 19 de junio de 2012

Grosz, la bestia negra de Hitler

George Grosz (1893-1959), pintor alemán expresionista, en su juventud hizo caricatura para revistas satíricas. En 1913 se trasladó a París, donde entró en contacto con las vanguardias, el cubismo y el futurismo, Goya, Toulouse Lautrec. Sus formas se fueron simplificando. Se apunta como voluntario en el ejército germano de la I Guerra Mundial, pero se licencia dos años después. Empieza a pintar sobre el horror de la guerra y el desplome moral de la sociedad. En 1919 se afilia al Partido Comunista de Alemania y es detenido. Fue procesado por “incitación al odio de clases, ofensa al pudor, vilipendio a la religión, injurias a las fuerzas armadas,” etc. En Rusia conoce a Lenin y a Trotski. Mezcla cubismo y futurismo y comienza a reflejar dibujos caricaturescos y visiones urbanas apocalípticas.

En 1932, con el nazismo en auge, su obra pasa a ser definida como “arte degenerado” y recibe el título de “bolchevique cultural número uno”. Ante el ambiente de crispación y los ataques que recibía por los dirigentes nazis al año siguiente emigra a EEUU. La II Guerra Mundial lo hace volver a su pesimismo y a su crítica social. Regresa a su país en 1958 y muere por una caída frente a su casa.

En la historia del arte se le vincula con la Nueva Objetividad. El crítico G. F. Hartlaub, a raíz de una exposición celebrada en Manheim en 1925, fue el responsable del nombre, que alude a uno de los objetivos del grupo: superar las mezquindades estéticas de la forma a través de una nueva objetividad nacida del disgusto hacia la sociedad burguesa de la explotación, desde un compromiso con los cambios sociales y la tarea de crear una nueva comunidad humana que supere el individualismo, potencie a los movimientos de los trabajadores y en definitiva contribuya a crear un nuevo tipo de humanidad.

Ilustraciones: Suicidio, de 1916
Caín o el infierno de Hitler, de 1944
En el restaurante, de 1928

No hay comentarios:

Publicar un comentario