miércoles, 6 de junio de 2012

Félix y Vatia Giger: dos suizos en el edén

Félix y Vatia Giger son suizos y, como tantos miles de europeos, han encontrado en Canarias su pequeño paraíso que pasa por disfrutar el sol, la luz, el paisaje, así como disponer unos huertos en los que han plantado una gran variedad de frutales. Su interés por el español y la cultura española los llevó a Salamanca en 1964, ella ha sido profesora para niños de preescolar y él ha trabajado en la universidad de Friburgo, como experto en el romanche, una lengua minoritaria que desciende del latín y que, junto con el alemán, el francés y el italiano, es una de las cuatro lenguas oficiales de Suiza.
En El Jesús, Tijarafe, a 480 metros de altitud sobre el nivel del mar, han aprovechado unas antiguas huertas dedicadas a cereal y allí han plantado olivos, manzanos, plátanos, duraznos, pomarrosas, fresas, mangos y mangas, moreras, zarzaparrillas y hasta caña de azúcar. Con sus olivos obtuvieron el año pasado 70 kilos de aceitunas, y hasta prensaron su propio aceite. El Jesús tiene una ermita del siglo XVI, felizmente restaurada, y en la pista que baja hacia la costa hay varias casas de extranjeros entremezcladas con gente del país.
Vatia procede de Berna, la capital helvética, ella es experta en gimnasia rítmica, también pinta. Por su parte Félix nació en un pequeño pueblo de los Alpes, Surrein, cerca de Chur, considerada la ciudad más antigua del país, que fuera capital de una provincia romana, punto de encuentro entre las culturas latina y germánica, en el valle del Rin. Su cometido profesional antes de establecerse aquí era preparar la edición de un diccionario enciclopédico de su lengua regional, así como dar clases -durante cinco años- de cultura y literatura.
¿Qué es lo que lleva a miles de extranjeros a instalarse en La Palma una vez acceden a la jubilación? Dicen los manuales que la isla es uno de los tres mejores destinos en el mundo para la tercera edad, y demostrado está su atractivo para los miles de europeos, principalmente alemanes, que aprovechan para instalarse sobre todo el buen clima del valle de Aridane, Tijarafe, Puntagorda, etcétera.
-La isla nos atrapó en cuanto la conocimos. Un amigo de Zurich, artista, nos habló de esta isla pues se estableció cuando llegó a una determinada edad. A nosotros nos pasó como a él: nos sentimos bien con el paisaje, la amabilidad de la gente. Aquí hay mucha calidad de vida.
Geranios, nísperos, hinojos, tederas, higueras rodean su casa. Se trata de una modesta edificación en dos superficies, que de una parte ocupa un antiguo corral y de otra una vivienda rural de antiguos agricultores de la zona. Su huerto es ecológico, no quieren utilizar venenos para repeler a los parásitos. Algunos frutales, por ejemplo sus albaricoques, se estropean pero lo aceptan deportivamente.
A su manera, son felices. Meditan, hacen ejercicio, leen, se conectan a internet, hablan con sus amigos y parientes a varios miles de kilómetros. Ahora se han establecido todo el tiempo en Tijarafe, y se trasladan a Suiza en pequeños periodos, su próximo viaje será en octubre. En febrero de este año fueron allá y, después de estar aclimatados al clima canario, padecieron terribles gripes por los fríos y las nieves.
Rosario Valcárcel posó con la pareja teniendo como fondo los palmerales. Abajo el mar nítido y potente, arriba la niebla que pone telón al pinar. Félix, muy orgulloso, mostraba su dominio en la carpintería y el bricolaje. Una noche de luna muy clara vino después para iluminarlo todo.

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