Cuando hacemos el amor de madrugada
el frío se consume y la habitación en llamas
jadea como el bramido de un volcán
que emana recuerdos amarillentos
esculpe corazones.
Aleja la muerte.
Cuando nos abrazamos en la penumbra
tu aliento se pliega con el mío, el sabor
de alisios libertinos agita el placer,
se derriten las penas y los rencores.
Se olvida todo.
Cuando me estrechas y te estrechas
los espíritus diabólicos se disfrazan,
escucho mi zambullida, las corrientes
dormitadas. Vuelve la calma.
Se olvida todo.
(De "Himno a la vida")
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