Eduardo Sanguinetti, filósofo rioplatense
Los individuos que habitan este planeta, empeñados en ¿elevar? el nivel de consumo, devenido en forma de vida de este tiempo… asimilados a prácticas que suturan de manera atroz sus existencias vacuas y banales, asimiladas a una ecología travestida, que se proyecta especularmente y de modo simulado, en esas prácticas de vida, cual tendencia falaz, del capitalismo reinante, alejada de su origen y sentido: anticapitalista y revolucionario.
La tan publicitada “toma de conciencia ecológica”, alardeada hipócritamente por los funcionales gobernantes del planeta, cumpliendo órdenes estrictas de sus jefes, macroempresarios y multinacionales en pleno uso y abuso de su poder omnívoro, en maniobras estratégicas, de doble moral y doble objetivo, están en acto de eliminar y mutilar el origen. El primero se logra al desarticular el accionar de los reales y verdaderos ecologistas, al apropiarse de algunos de sus lemas y temas, y utilizándolos de coartada para introducir la simulación y la mentira, apuntaladas por los medios corporativos de comunicación. Además de financiar campañas de “cuidado del medio ambiente”, cual estrategia de vender una realidad fraguada, que no forma parte de sus fines de lucro y explotación.
Los pueblos distraídos en el consumo extremo de todo lo que les ofrecen como regla y norma, “encerrados” en los límites del sistema, ignoran que de un modo u otro apoyan y son cómplices, por desconocimiento o tolerancia extrema, de las masacres programadas, por los gobiernos más poderosos del planeta, de civilizaciones enteras, en Noráfrica, Medio Oriente, llevadas a cabo con medios mecánicos y químicos… este es, a mi entender, el segundo objetivo del totalitarismo capitalista.
Ahora bien, si uno se pregunta qué medios se procurarán los ecólogos, para cumplir los fines de llevar a cabo una revolución ecológica, nos encontraremos con un vacío alarmante, pues los pronunciamientos no llegan a cubrir las necesidades y las prisas de la emergencia ambiental que soportamos… esto explica el carácter “utopista”, “anticultural”, que revisten los movimientos ecológicos y los postulados científicos que los avalan y la imposibilidad de implementar la revolución ecológica en todo su sentido y esencia.
Deviene entonces, encarar la reestructuración de la vida y la sociedad humana planetaria… en ese sentido un ecologismo de derecha capitalista, tecnológico y contaminante, se opone a un ecologismo socialista de izquierda, asimilado a una existencia en igualdad y austeridad.
Aunque los planteos de las democracias fingidas de izquierdas liberales, son caricaturas, desvíos o esquemas rudimentarios de la extraordinaria mutación precisa y necesaria, para implementar un sistema ecológico en plena vigencia.
Como he manifestado en un ensayo acerca de la Ecología de la Mente, la historia del hombre, a través del alarido y del resentimiento, a través de la venganza y el error, es una historia presocial… y creo para arribar a la era social y ya no presocial, hace falta tanto un despliegue de movimientos profundos, conscientes e inconscientes, de la humanidad toda, en estado de conciencia plena de las primeras verdades y de los peligros mortales que implica seguir en este derrotero de decadencia y esclavitud, impuesta por la dictadura ultraliberal, que dicta y rige en el mundo.
Entonces, ¿por qué me ocupo de la ecología?, porque la violación de la Tierra es un aspecto esencial de la recontrarrevolución del capitalismo y sus vertientes. El genocidio contra los pueblos y contra los todos los seres, es un “terricidio”, pues elimina los recursos de la vida misma… no basta ya terminar con las personas vivas, hay que impedir la existencia en este planeta de los que aún no han nacido, envenenando la tierra.
En último análisis, la lucha por ampliar el universo de la belleza, de la no-violencia, de la armonía, es una lucha política. La insistencia en estos valores, en cuidar la naturaleza como medio ambiente de todas las especies que la habitan, es no sólo una idea poética, romántica que concierne a unos pocos privilegiados, es hoy, cuestión de supervivencia… la lucha por un medio ambiente que asegure una vida más feliz, podría fortalecer en los individuos mismos, hoy en estado de alienacion y anestesia, en las raíces de un instintivo deseo de liberación y tal vez, llegar a conocer y experimentar la cualidad esencial de la libertad y de la dicha.
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