miércoles, 19 de marzo de 2014

Putin y Artur Mas con el dedo en el gatillo (el sheriff Rajoy mira, el marshal Margallo habla y habla solo)

Un par de personajes desafiantes y con tintes ligeramente chulescos pululan por el Viejo Mundo. Cataluña y Crimea, Crimea y Cataluña. Imposible comparar las dos situaciones pero Putin, ese íntimo amigo de Berlusconi con el que compartía algunas distracciones eróticas de la noche romana, ganó en su convocatoria de referéndum para adherirse ipso facto a Rusia. Artur Mas, erre que erre, advierte que si no le dejan hacer su referéndum después del 9 de noviembre será capaz de hacer una declaración unilateral de independencia al estilo Kosovo. “Con astucia y estrategia Cataluña será el David que derrote a su Goliat, que es España”, ha dicho y se ha quedado tan fresco. Putin y Artur Mas parecen dos pistoleros con el dedo en el gatillo, el primero ya disparó y el segundo tensa la cuerda y amplía sus amenazas mientras hace ejercicios de puntería. Él se cree el valeroso David, capaz de manejar la honda de manera tan certera que derribará al monstruo España con una simple pedrada en el ojo. Hay una tercera figura en la secuencia: el sheriff Rajoy, a quien llaman El Autista, célebre por su pasmosa falta de iniciativa cuando la Patria se hunde. Y para colmo aparece su ayudante, el marshal Margallo, que equipara Crimea a Cataluña.
Artur Mas afirma estar dispuestos a correr su aventura hasta sus últimas consecuencias. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Acaso los silencios de Rajoy, ese personaje que no suele mover ficha, han contribuido a encrespar los ánimos. Siendo Cataluña una región tan imbricada en España, muchos empresarios de postín afirman que las cosas han ido demasiado lejos. ¿Qué dirá por ejemplo La Caixa? Pero los políticos, que son los que tendrían que hablar y negociar con discreción, no están dispuestos a hacer su trabajo de rebajar las tensiones, negociar, ofrecer alternativas de pactos fiscales, compensaciones a los agravios, arreglo en los presupuestos, rebajas en el déficit, etcétera. Si la burguesía catalana ha sido siempre pactista desde el fondo de los tiempos ¿por qué ahora iba a actuar de otra manera, poniendo en riesgo su economía, su integración en la Unión Europea, la pérdida del euro, etcétera?
La crisis ha dejado secuelas pero las movilizaciones callejeras denotaban algo más que un estado de agravio. ¿Por qué el proceso de la desafección a España ha tenido tal éxito? En su día Rodríguez Zapatero admitió la reforma del Estatut y sembró la noche de truenos. La mala resolución de aquel proyecto ya empezó a calentar los ánimos, agravado el asunto por la sentencia del Constitucional. De ahí que puede deducirse que la pólvora de las manifestaciones callejeras de cada 11 de septiembre se disparó. Hasta personas tan aparentemente equilibradas y dotadas de “seny” como Guardiola se entusiasman con el proyecto de la independencia,  única salida ante tanto agravio. ¿No podría ser que el proceso catalán va más allá del simple adoctrinamiento mesiánico y populista?
Artur Mas cree firmemente que los catalanes acabarán votando el 9 de noviembre. ¿Quién va a mandar tanques contra las urnas? Eso piensa. Y se explica: ¿qué pasará al día siguiente de la votación? ¿Y si ganara el No en lugar del Sí? “Quien gane debe pensar en todos”, añadió. “Tendría que haber muchos más síes que noes. O, al revés. Porque si con el 51 por ciento de los votantes ello no es suficiente para que gane la independencia, tampoco el 51 por ciento de noes significaría que gane el no. Gane quien gane, la diferencia debe ser significativa.”
La Generalitat ha impuesto un modelo lingüístico y cultural excluyente. Barcelona ya dejó de ser aquella ciudad bilingüe y abierta que tanto admirábamos por su modernidad, por su europeidad. Barcelona ahora es un huerto de los nacionalistas, y la inmersión lingüística significa que la historia fue reescrita y que la cultura española y el idioma común han pasado a ser víctimas del proceso. En los recreos los niños en el patio hablaban y se divertían en español. Pero la Generalitat no tardó en darse cuenta del proceso, y por ello ha impuesto profesores-vigilantes para que no se hable en la lengua colonial. Cierto que en la dictadura Cataluña tuvo peores infraestructuras que Madrid, es agobiante que para entrar en la Ciudad Condal tengas que pagar tropecientos peajes en las autopistas. Pero allí disfrutaron sus Olimpiadas con apoyo de todos y ahora ellos también tienen AVE, buen metro, unos mejores ferrocarriles de cercanías. Sin embargo, esta Constitución de 1978 acabó alentando los procesos separatistas, porque los nacionalistas nunca tienen bastante. En el País Vasco hay aparente paz pero el pistolero Artur Mas amenaza con el dedo en el gatillo y cree que, igual que en Crimea, los hechos consumados serán suficientes para declarar la independencia después del 9-N. Qué fácil. ¿Y el Barcelona se quedará jugando la Liga Catalana con el Girona, el Manresa y el Sabadell?

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