LUIS LEON BARRETO
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martes, 7 de enero de 2014
De Belén Esteban a la Infanta Cristina: el esperpento español
Si el gigante Valle Inclán
inauguró el género del esperpento en la historia de la literatura española, no
me digan que no tiene algo de esperpento el hecho de que Ambiciones y reflexiones, con prólogo del ilustre comediante Boris
Izaguirre, sea el libro con mayores ventas en el tramo final de 2013, elegido
como regalo navideño por gente que no suele leer. Está claro que la
comercialidad y la calidad literaria no suelen ser coincidentes, hay literatura
de calidad que siempre será minoritaria y hay literatura digamos entretenida,
los típicos best sellers, cuya lectura nos procura placer. Hay libros
esencialmente comerciales que tienen interés, como la serie de Harry Potter o
una parte, aunque sea pequeña, de la novela negra que se está escribiendo. Pero
cuando hasta las folklóricas, los futbolistas, los toreros, los cantantes y
variados personajillos de la crónica rosa tienen negros a sueldo para escribir sus textos con pretensiones algo malo
está sucediendo. Cualquiera puede ser escritor y España está sojuzgada por lo
hortera de Tele 5, el mal gusto, el griterío y la ordinariez de presuntos famosos. La “princesa del pueblo” es
un fenómeno mediático que conecta con muchos, tal vez porque es malcriada y
vocinglera, se supone que dice la verdad sin miramientos. Debe ser también que
hay una crisis de lectura, los libros exitosos son los que promueven chismorreo,
ahora somos una civilización exhibicionista, de gestos efímeros, y la pasarela
es lo que importa. De este modo, la gran literatura se queda arrinconada y el
cine de autor es solo para minorías, porque se ha producido un cambio de
escenario mental. Lo que Vargas Llosa estudió en La civilización del espectáculo, con la banalización de la cultura
y el triunfo del amarillismo. Los saberes humanísticos pierden la batalla
frente a la “cultura rentable”, pero si solo se considera útil lo que produce
beneficios, apañados estamos porque significa la muerte del pensamiento, de la
crítica, de la revisión de valores. Lo que se vende es bueno y lo que hace
reflexionar es “un rollo”. El mercado impone sus exigencias, desvalorizando la
capacidad de disidencia y reflexión. Podríamos preguntarnos si,
después de tanta reforma educativa con tanta Logse, tanta Loe y tanta Lomce, acaso
Belén Esteban es la representante más genuina de la actual mujer española. También
podríamos analizar si acaso su éxito mediático demuestra que el grupo
televisivo del señor Berlusconi ha acabado por ganar la apuesta por el lavado
de cerebro de millones de personas. Apañados vamos con tanta reforma educativa
que nos da el peor índice europeo de comprensión lectora. El espacio que esta
diva ocupa con tanto alarde en los grandes almacenes se lo está quitando a
libros que sí merecerían ser leídos pero esto es lo que hay. Qué tiempos tan
oscuros ahora que la asistencia a los cines, a los conciertos y museos ha
descendido por el vértigo de la crisis. No prescindimos de la cervecita en el bar,
pero sí de ir a una librería. La piratería en internet florece que da gusto,
por ella se vende menos música, menos cine, menos libros. En las nuevas
generaciones, el ocio de los videojuegos, las nuevas tecnologías, el
entretenimiento audiovisual, no augura mejores perspectivas. En los pueblos en que hay extranjeros
residentes, es normal comprobar que en las exposiciones de arte, los conciertos
de villancicos, música clásica o jazz, acto abundan más los alemanes o británicos
que la gente de aquí. Somos un país de escasa demanda cultural, pero el problema
es que ha habido presidentes de nuestro gobierno autónomo que se han jactado de
no leer un libro, que han presumido de no haber necesitado leer para alcanzar
el éxito en la vida. Eso sí que es grave, porque demuestra el subdesarrollo
mental de la colectividad. Hay demasiado ignorante que presume de serlo. Y,
para finalizar, nadie se cree que la Infanta Cristina se siente en el
banquillo. Así son las princesas: inviolables, y así le va a la monarquía.
Un rey titubeante que se niega a abdicar, un príncipe Felipe con buena imagen pero con una esposa no demasiado bien vista. Pero, a lo que íbamos: Cristina nunca llegará al banquillo. ¿Recuerdan el chiste de que somos iguales ante la ley?
Como dicen los cerditos en Rebelión en la granja, de Orwell: todos los animales son iguales, pero hay algunos que son más iguales que otros. Muy bueno, Luis. Ay, Valle-Inclán, Leví, Leví...en tus manos encomendamos tu espíritu, jajaja.
Es una pena, pero el malestar de la cultura que ya predijo Ortega y Gasset ha encontrado en esta época su florecimiento más pródigo. Ahora voy a soltar una sentencia lamentable, tan egoísta como poco convincente para solucionar el problema: el fomento cultural exclusivamente "in door". Es decir: de uno mismo, por uno mismo y para uno mismo. Ombliguismo insoportable el mío, pero a día de hoy la única solución que se ocurre para aguantar tanta basura. Excelente artículo, Luis. Enhorabuena.
Gracias, Antonio y Leandro. Efectivamente, fomento cultural "in door", de uno mismo, por uno mismo, para uno mismo. La melancolía de la soledad, la tristeza consciente. Gracias, amigos.
Como dicen los cerditos en Rebelión en la granja, de Orwell: todos los animales son iguales, pero hay algunos que son más iguales que otros. Muy bueno, Luis.
ResponderEliminarAy, Valle-Inclán, Leví, Leví...en tus manos encomendamos tu espíritu, jajaja.
Es una pena, pero el malestar de la cultura que ya predijo Ortega y Gasset ha encontrado en esta época su florecimiento más pródigo. Ahora voy a soltar una sentencia lamentable, tan egoísta como poco convincente para solucionar el problema: el fomento cultural exclusivamente "in door". Es decir: de uno mismo, por uno mismo y para uno mismo. Ombliguismo insoportable el mío, pero a día de hoy la única solución que se ocurre para aguantar tanta basura. Excelente artículo, Luis. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, Antonio y Leandro. Efectivamente, fomento cultural "in door", de uno mismo, por uno mismo, para uno mismo. La melancolía de la soledad, la tristeza consciente. Gracias, amigos.
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