martes, 23 de febrero de 2021

3 poemas de Loreto Sesma (nueva poesía española, 24 años)

 


DEBERÍAN HABERME AVISADO

En la radio suena...

Somos dos,
para qué queremos más.

Aproximación

Deberían haberme avisado
de que acabaría sintiéndome como una niña
que aprende a sumar contando los lunares de tu espalda.
Una niña que se siente perdida
si pierde su muñeco preferido.
Una niña a la que se le hacen las horas eternas
cuando espera a que su madre le venga a buscar al colegio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que moriría por vernos
borrachos,
dispuestos a comernos la noche
(y la boca)
Madrid pidiéndonos tregua,
poniéndonos frenos en las ganas.
Los cuatro portales de tu calle que hay antes de llegar a tu casa
viéndonos intentar calmar las chispas.
Fuego.
Yo no sé qué es el amor
pero he visto arder Madrid,
tu edificio
y tu colchón
cada vez que nos sonreímos
y me ha importado una mierda morir en el incendio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que todo mi mundo acabaría girando alrededor de tu sonrisa
desde que es el único sol que podría llegar a alumbrarme este
[túnel sin salida.
Que aprendería a morder el polvo porque preferiría cavarme mil
[tumbas
antes que verte a ti únicamente perder la risa.
Romperte la ropa,
rompernos los labios.
Quiero romperte los miedos
y eres el único
(y primero)
al que no podría,
ni aunque quisiera,
romperle el alma.
Yo que sé,
que ahora estoy enganchada a cada uno de tus precipicios y a tu
[cielo.
Así que quédate.
Conmigo.


SE ME ESTÁN DURMIENDO LAS MANOS

Se me están durmiendo las manos de tanto cruzar los dedos,
como si así todo fuera a ir mejor.
Se me están durmiendo los pulmones
de tanto soplar unas velas que nunca se apagan
ni cumplen deseos.
Se me están durmiendo las piernas de tanto correr
para llegar a una casa
donde ya nadie me espera.
Se me duerme el corazón,
agotado,
de tanto reponer sangre después de cada golpe.
La sonrisa,
y ahora parezco uno de esos muñecos con las comisuras al revés.
Se me cierran los párpados porque no quiero darme cuenta,
no quiero ver
que de nuevo no he llegado a tiempo.
Me estoy durmiendo,
y lo que es peor,
ni aún así consigo soñar
ni que empiece a las horas un día nuevo.


ANOCHE SOÑÉ CONTIGO

En la radio suena...

Eras mi autopista, mi última luz, mi primera carta, la electricidad.
Era verano, llegaba septiembre...
Un resplandor en la carretera,
no había invierno en tu alcoba,
todas las canciones son la imagen de nuestra historia...

Llegaba septiembre.

Anoche soñé contigo,
como llevo soñando todas las noches desde que te conozco
incluso aquellas que duermo contigo.
He pensado en ponerle a estos versos tu nombre,
en ponerle a todo esa risa tuya para saber llevarlo mejor.
Perdóname,
sabes que todavía no me acostumbro a la buena suerte
y mucho menos a llevarte como amuleto.
Me aprieto el pecho
como quien tiene el miedo a que se le caiga el corazón,
como quien abandona la razón,
se deshace del caparazón,
y deja crecerse alas.
¿Recuerdas la primera vez que me llamaste?
Cómo te movías por tu casa,
cómo me reía yo desde mi habitación.
¿Y la primera vez que nos vimos?
Tú desviándome la mirada,
yo comiéndote con los ojos,
intentando parar los mil antojos
que me pedían morderte.
¿Qué me dices de la primera vez que nos besamos?
Tú me acababas de decir que no salías los sábados,
yo no paraba de reír
y tú solo querías cerrar los párpados
(luego entendí que era tu manera de huir).
Me acuerdo también de aquella vez que te querías ir,
querías desaparecer.
Lloré tanto...
Me di cuenta de que habías hecho nacer algo,
que no podía ver cómo te ibas.
No te fuiste,
menos mal,
porque si lo hubieses hecho no estaría escribiendo esto
y no podría contar esta historia,
(la nuestra)
que es el mejor poema que sabré escribir jamás.

A

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