Ojalá tuviésemos veinte años para jurarnos
que nos enredaremos para siempre.
Para poder mentirte,
todavía,
sin saber que lo estoy haciendo
y decirte que te besaré las muñecas hasta el final.
Pase lo que pase
contra viento y marea.
Lo que pasa es que el tiempo
es un reloj que se paró aquel día de playa
y no supimos ajustar.
y hoy sus agujas
son pestañas en los ojos
que me escuecen si no las retiro.
Lo que pasa es que contra el viento
nunca ha ganado nadie
y,
además,
desde que mis arrugas son de cualquier expresión,
estoy a su favor;
y al de las mareas,
los océanos,
los árboles,
el sol,
las tormentas eléctricas.
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