lunes, 4 de marzo de 2019

La cultura descafeinada y mujeres creadoras de Canarias



Está claro que el cambio climático se acelera de año en año, en pleno febrero hemos tenido temperaturas de otras épocas. En Inglaterra han llegado a los 20 grados, algo inimaginable en pleno invierno y aquí, con la calima, triplicamos el límite de la contaminación fijado por la Unión Europea y recomendado por la OMS. La calima es cada vez más frecuente, y prueba de ello es la saturación de las urgencias de los hospitales debido a las alergias, los enfermos cardíacos, los que padecen asma o cualquier otra enfermedad respiratoria. El invierno es cruel con los enfermos y los ancianos, hemos perdido un chorro de amigos. La primavera astronómica no llegará hasta finales de marzo, pero las temperaturas son tan cálidas que dan a entender que todo está patas arriba. La calima en pleno invierno tanto puede venir con frío como con vaharadas de calor, lo cual no ha de ser bueno para las plantas, para los cultivos, para los animales y mucho menos para los humanos. Los termómetros sobrepasan los 25 grados, en las islas casi llegamos a los 30 y la situación tiende a ser cada vez más marcada. Ha habido incendios forestales en Garafía y 50 en Cantabria, los del norte nacieron de la mano del propio jefe de los voluntarios contraincendios.
Ahora las invasiones del polvo sahariano son más frecuentes que nunca, y las lluvias se reducen año tras año, así las islas pueden perder el verde que todavía atesoran. El anticiclón está disparando los problemas, en al menos 26 municipios españoles se han superado durante varios días los límites legales. Así se desprende de los datos recopilados por Ecologistas en Acción de la red de estaciones urbanas de control de la calidad del aire repartidas por el país. El tráfico ha contribuido a que en municipios de 13 de las 17 comunidades autónomas se hayan superado esos límites. La meteorología o ayuda a dispersar la contaminación o contribuye a que se acumule. La ausencia de lluvias y viento por el anticiclón impide que se dispersen las partículas. A esto también se suman la intrusión de las masas de polvo africano, polvo que ya sube hasta Francia y Alemania como si tal cosa. Los ecologistas también critican la falta de medidas eficaces para reducir el tráfico rodado en las urbes. Se estima que la contaminación ambiental causa unas 10.000 muertes anuales en el país.
Pues bien: entre las pocas cosas buenas de la gala de la 91 edición de los Oscar destaquemos las intervenciones de algunos de los participantes en español, el español es una segunda lengua norteamericana que ya no puede ser soslayada oficialmente. Particularmente emotivo fue el parlamento de Javier Bardem cuando se refirió, con subtítulos en inglés, a la necesidad de que no haya muros entre los pueblos y las culturas. Los Ángeles tiene una importante colonia de inmigrantes latinos, y el español es una segunda lengua que gana terreno. La gala de los mayores premios del cine resultó tediosa y repetitiva porque en la industria cultural descafeinada de nuestros tiempos todo funciona según la tendencia oficial al uso; por ejemplo este año los Oscar fueron una concesión al pueblo afroamericano tras su gran sufrimiento. Desde hace años la negritud se queja por la discriminación habitual, y desde entonces la industria lava sus culpas y concede premios aquí y allá, ante todo olvidar los años del KKK, los disturbios en los estados del sur, los abusos de policías blancos sobre negros indefensos. La declarada mejor película, Green book, es un ejemplo de la mala conciencia porque parecía demasiado atrevido premiar en el apartado principal Roma, un alegato de México contra tantas barreras, la marginalidad de la pobreza, el malditismo del sur. Las barreras de los muchos Donald Trump.
No todo ha de ser negatividad en este artículo, hemos de valorar el gran progreso que la mujer realiza en nuestra sociedad. En los diversos epígrafes de la creatividad, la llegada de la democracia ha supuesto una verdadera explosión de talento femenino en todas las facetas de la vida pero particularmente en literatura, pintura, docencia e investigación. Nada ha quedado al margen de la aportación femenina, y ellas son las que más leen, las que más llegan a la universidad, las que más triunfan a pesar de las limitaciones que la sociedad patriarcal les impone todavía. La educación es el factor fundamental que ha dado protagonismo a seres que eran manifiestamente ignorados por sus contemporáneos.
Hay que mencionar el esfuerzo de los colectivos de mujeres por llamar la atención sobre tantas creadoras silenciadas porque los tiempos que vivieron fueron malos para la mujer. En el apartado de los déficits culturales hay que reseñar una vez más la marginalidad femenina en nuestro entorno. Precisamente un libro de la entusiasta Chicha Reina, es decir María del Carmen Reina Jiménez, titulado Mujer y cultura en Canarias, Mercurio Editorial, 2018, se ha ocupado bien del asunto. Un tema sobre el que ha escrito un sinnúmero de mujeres notables: desde Alicia Llarena a Isabel Suárez Manrique de Lara, Blanca Hernández Quintana, Cristina Molina Petit y muchas más. También nosotros hemos escrito más de una vez sobre la invisibilidad de la mujer en las letras y las artes canarias, en el libro de ensayos La literatura y la vida. Chicha ha sido profesora de Inglés, ponente del primer congreso nacional Mujer y Familia y concejala en Santa Brígida que ocupó áreas tan diversas como Cultura, Deportes, Juventud, Festejos, Servicios Sociales, Agencia de Desarrollo y Empleo e Igualdad. Fue asimismo secretaria de la organización Mujeres Empresarias y miembro de la Asociación Atlante, presidenta del Casino de Santa Brígida, y autora de numerosos trabajos periodísticos. Pues bien: el texto de esta mujer es un amplio recopilatorio de nombres, de vidas, de actitudes, con una amplísima bibliografía. Aquí hay una enormidad de valores en pintura, escultura y cerámica, en literatura y en música, que la autora recopila hasta 1975, porque desde entonces, con la democracia, es más fácil establecer la relación. Un legado que no hemos sabido reconocer porque han abundado las mujeres-sombra, las pioneras en tiempos de silencio, las que tenían que firmar con seudónimo o con el nombre del marido. Un libro más que útil, escrito por una mujer caracterizada por su espíritu luchador y respaldado por el Colectivo de Mujeres Canarias. En nuestro mundo occidental las mujeres ya están aquí, por desgracia en otros mundos que también viven en este planeta las mujeres siguen estando marginadas. En definitiva: un libro incontestable.

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