jueves, 20 de diciembre de 2018

Reseña de "Los buenos negocios", novela de Luis León Barreto

Por  Isa Guerra
Cuando Luis  León Barreto publica Los buenos negocios, editada  por el Centro de la Cultura Popular Canaria en el 2009, no conocíamos otras novelas suyas como La Casa de los Picos o El crimen del contenedor. Si conocíamos un pequeño libro  de poesía que llegó a nuestras manos Crónicas de todos nosotros y del que realizamos un breve estudio, allá por los años 90 sin conocer todavía a su autor.
Curiosamente en el 2009 se terminó de imprimir Los dioses palmeros, concretamente el 7 de julio de 2009, y el 14 de octubre se presentó, y en esta fecha si pudimos asistir a la presentación de esta obra narrativa, cuyo primer relato lleva ese mismo título.
Este autor y escritor palmero, afincado en  Gran Canaria desde hace muchos años, más conocido por su obra Las espiritistas de Telde,traducida a varios idiomas y ampliamente difundida, ha cultivado casi todos los géneros literarios, obteniendo el XVI premio de novela Blasco Ibañez en 1981 por esta obra.
Con más de veinte libros publicados,  este periodista y escritor ha ocupado diversos cargos en Medios de Comunicación: Subdirector de la Provincia, Jefe de Prensa del Cabildo de Gran Canaria, y Director del Club de Prensa Canaria.
Así mismo le conceden el Víctor Zurita y el Leoncio Rodríguez, premios convocados por la prensa tinerfeña,  el Premio de Poesía Julio Tovar en Santa Cruz de Tenerife y el Pérez Galdós de novela en Las Palmas.

La corrupción, los asuntos turbios, la información privilegiada y la especulación financiera, se dan la mano en esta novela que reflexiona sobre el interés general al servicio de la comunidad.
Las Islas, en su apogeo económico, con sus negocios urbanísticos y los ajustes de cuentas, hacen que Samuel Ortiz, un oficial de policía, investigue la muerte en circunstancias sospechosas de un empresario y la desaparición de su secretaria.
Novela negra, literatura urbana, crónica social.
Novela apasionante.
Personajes como Eufemiano Fuentes o El Rubio; barrios y terrazas de Las Palmas como Altavista, el Charleston café, la terraza del Reina Isabel, o  La Plaza de las Ranas, confluyen en esta novela, con un amplio itinerario por la geografía de La Isla; así el Castillo de Agüimes, Patalavaca o Anfi del Mar con sus playas y palmerales de diseño,  como dirá su autor.
Treinta y cinco capítulos y un epílogo confoman esta obra que lleva cuatro citas, dos que abren el libro, una de Catulo y otra de Shakespeare y dos que cierran, de John Updike y de Vázquez Montalbán.
No vamos a hablar del argumento, pero si decir que mantiene un ritmo narrativo constante, y que la intriga, en determinados momentos dinamiza la acción temporespacial de la novela.
Respecto al escenario, la ciudad de Las Palmas. Todo un tratado sobre la identidad canaria, en el capítulo 3, de manos de Felipe Hidalgo , que se hace llamar Aythami Guanche, y la defensa del medio ambiente en Las Islas

….que volverán a ser verdes cuando se cubran de cultivos sus eriales y sean recuperados los bosques y los nacienres de agua que disfrutaron nuestros antepasados bereberes…
El narrador omnisciente de la novela nos deja ver que
… la codicia es un saco sin fondo …
que …la codicia es letal: cuanto más  posees, más deseas…
que…siempre se aspira a más.
Así como el deseo por parte de uno de sus protagonistas, el alemán Dieter Mayer, de acaparar tierras, aunque sean
…calas solitarias, suelos secos y cerros por donde sólo transitan rebaños….
Con respecto a los personajes, ya desde los primeros capítulos se van introduciendo éstos, así, Faustino Baró –Tino – el arquitecto y su jefe el alemán  Dieter Mayer, en el capítulo I.
El policía Samuel Ortiz y su ayudante Suso Machín, en el capítulo II.
Raúl Mejías, el reepcionista de turno. Rudolf Mayer, padre y la banda radical de su hijo Baader-Meinhof, y Mendoza, jefe de Samuel Ortiz, en el IV.

Víctor Serge en Litterature et révolution nos expone que el escritor cumple una función ideológica, citando ejemplos en Balzac, Whitman, Zola, Tolstoy, Rolland, Anatole France, Gide, Barrès, Barbusse.
Podría decirse, nos dice, que hay dos clases de escritores: los bufones de los ricos y los portavoces de las masas… pero el encanto  y eficacia de la obra literaria procede  del íntimo contacto entre el autor y el lector, una unión intelectual que no  se alcanza más que por la obra de arte…
Y continúa …Toda reflexión desinteresada sobre el destino del hombre de nuestro tiempo aproxima más o menos al campo de la revolución… Poco nos importa dónde se detendrá el escritor en su búsqueda de una solución al problema humano, si su esfuerzo es honrado, hará, sólo con plantearse el problema una labor inmensamente útil….
En esta novela, León Barreto, se plantea a través de su protagonista Samuel Ortiz que la corrupción es inherente a la condición humana y que una parte del patrimonio universal es producto de asuntos turbios, de información privilegiada y especulación financiera.
¿Cuándo se recuperará la defensa del interés general, al servicio de la comunidad? , nos reitera.
León Barreto, en esta novela apuesta por un nuevo humanismo, una nueva concepción de  la persona y del mundo, planteando los problemas sociales que lo conforman.
Nunca hay que desechar los enigmas. No del todo. Aunque creamos percibir la realidad, siempre habrá dimensiones que se nos esconden… o No sabemos vivir sin preguntas…
Los camaleones sobreviven con más facilidad… son algunas frases que el narrador omnisciente pone en boca de sus protagonistas.
Novela urbana que trae consigo algunas reflexiones sobr el sentido de la vida.

(Texto publicado en el blog Nación Canaria, de Anghel Morales)

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