A
las once de la mañana de hoy, 15 de septiembre, el toro de Tordesillas,
Valladolid, cruzó el puente medieval sobre el Duero para llegar al Campo de
Honor, donde, tras veinte minutos de tormento, decenas de jinetes le clavarían
sus lanzas hasta la muerte. Los vecinos de la villa defienden que el torneo,
que se celebra desde 1564, forma parte de la tradición, es fiesta de interés
turístico nacional desde 1980, es un referente antropológico y trae turismo y
dinero a la ciudad, pero cada año hay más polémica. El Partido Animalista PACMA
entregó 120.000 firmas en la sede del PSOE en Madrid para intentar frenar el
torneo, en Ferraz señalaron que si gobiernan harán una ley contra el maltrato
animal, aunque el alcalde del lugar es socialista. También, cientos de famosos
hicieron un vídeo rompiendo una lanza contra este acto.


Si
hablamos de que la tradición es un patrimonio que debemos cuidar y defender,
tendríamos que retrotraernos al tribunal de la Santa Inquisición, que formó
parte de la historia de nuestro país durante varios siglos y cuya vida se
alargó hasta bien metido el siglo XIX mientras en el resto de Europa triunfaban
el pensamiento ilustrado y la tolerancia. Aquel lamentable monarca que fue
Fernando VII, el Deseado, tuvo mucho que ver con la dilatada vida de la
institución.
La Asociación de
Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVATMA) presentó un documento en
el que se informa sobre el sufrimiento al que se expone el animal, desmintiendo
las palabras del alcalde, quien ha señalado que no padece en esta peculiar
celebración. El sufrimiento del toro será aún mayor desde el momento en que sea
liberado de su encierro y entre en la zona en la que puede ser alanceado y
herido muchas veces para que vaya muriendo poco a poco. A partir de ese momento
se le va a exigir un enorme ejercicio físico y padecerá alteraciones
cardiovasculares, falta de oxígeno y exceso de dióxido de carbono. En el
momento en el que los lanceros empiecen a clavar sus aceros habrá hemorragias,
traumatismos, inflamación, hipovolemia y empeoramiento de la deshidratación, la
cantidad de sangre que perderá va a depender de la profundidad de las heridas y
de las zonas y órganos que las lanzas hayan lesionado. Su vida terminará cuando
se introduzca la puntilla, un cuchillo de 10 centímetros. La puntilla fue
prohibida en todos los mataderos de la UE hace mucho por considerarse un método
cruel de dar muerte a un animal, no provoca la muerte instantánea, y el animal
padecerá una agonía de varios minutos.
El artículo 3 de la
Declaración Universal de los Derechos de los Animales, aprobada por la ONU en 1978,
dice: "Ningún animal será sometido a malos tratos ni actos de crueldad. Si
es necesaria la muerte de un animal, ésta debe ser instantánea, indolora y no
generadora de angustia". El concepto de maltrato animal abarca, pues,
todas aquellas acciones de violencia con ensañamiento y "de manera
injustificada". No en todos los casos hay consenso. Junto a conductas
abiertamente brutales, como el ahorcamiento de los perros de caza cuando dejan
de ser útiles, conviven otras que se considera que cumplen un fin social, como
el uso de animales en experimentación médica, docencia, investigación o para la
producción y consumo humano.
(Ilustración: Forges, en El País)
No hay comentarios:
Publicar un comentario