jueves, 6 de septiembre de 2012

Corrupción y corruptores

José M. Balbuena Castellano

 En un país verdaderamente serio, y no tan frívolo y de pandereta como el nuestro, todos los ministros, políticos, diputados, alcaldes, administradores, etc.  de la cosa pública, habrían dimitido de sus cargos cuando en su día  se les detectaron casos de corrupción o de actuaciones poco claras.
En España el “estado de corrupción” parece que se ha generalizado a  las instituciones y poderes públicos, lo cual no quiere decir que todos los que ahí laboran sean corruptos. Sabemos que existen políticos y funcionarios que son ejemplo de honestidad e integridad.
La corrupción es una enfermedad de la sociedad y, por tanto, hay que combatirla con todos los medios al alcance, y si no los hubiere, tendrían  que buscarse o inventarse.
Se ha empezado a tirar de la manta en lugares que parecían inaccesibles y con fachada aparentemente limpia, ¡vaya si sale polvo polilla y toda clase de basura! Por eso, muchos de nuestros encorbatados y a veces intocables políticos deberían sentase en el banquillo y ser juzgados, sin que les pueda librar ningún argumento esgrimido por sus prestigiosos abogados.
Pero hablamos de España, y al llegar a este punto, llegamos a un vivero de corrupción y corruptores. A veces me pregunto quién está libre de culpa, en esta nación que presume de soberana pero que, en realidad, es un títere que se bambolea  al ritmo que le marcan circunstancias exógenas.
Se puede ser corrupto de muchas maneras: no trabajando adecuadamente y con seriedad; no pagando el salario justo; acosando al trabajador o al sexo opuesto; aprovechándose de una situación de privilegio para medrar; llevándose las ganancias (legales o no) a paraísos fiscales; difundiendo infamias, calumnias o mentiras sobre otras personas; dando licencias de construcción , o de lo que sea, bajo cuerda, recibiendo comisiones, o intentando hacer una trampa a la ley. O se puede ser corrupto evadiendo impuestos; no pagando multas, contaminando el medio ambiente; explotando a seres humanos; practicando el nepotismo,etc. Etc. Cada cual que añada su lista que procede del entorno en el que vive.
¿Cuántos son los que van a la cárcel,como se hace en Estados Unidos u otros países, por haber defraudado a Hacienda? Pues en este país es un divertido juego para muchos, y además, desde las altas instancias parece que se les estimula para que lo hagan.
Sabemos que la corrupción siempre ha estado unida al poder, y a la historia de este país. Si ahondamos en el pasado, en las genealogías de lo  que llamamos “nobleza”, veremos que, en la mayoría de los casos, no ha habido tal nobleza, sino que han sido distinguidos por matar, por conquistar, por invadir, por humillar, por torturar,  y por apoderarse de  posesiones, tierras, castillos o pueblos, que tenían sus dueños.
Había corrupción incluso, en la dictadura de Franco, pese a las bendiciones del nacionalcatolicismo, de la beatería reinante, de la austeridad aparente y la rigidez de este Breogan ferrolano. Fueron muchos los que se enriquecieron a la sombra de su sombrilla y no trabajando honradamente, precisamente. Si escarbamos un poco en las grandes fortunas surgidas después de la “guerra incivil”, veremos que debajo encontramos toda clase de basura: especulación, estraperlo, concesiones interesadas, amiguismo, abusos de poder, privilegios, nepotismo, etc.
El propio “Caudillo” vendió su patria a los norteamericanos, para fortalecer su régimen,  concediéndoles bases navales, militares y aéreas como Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Morón y Rota, algunas de las cuales, continúan, vergonzosamente para España,  sirviendo los intereses bélicos y económicos de los yanquis hoy en día, como la de Rota. La gente ignora la cantidad de material bélico y peligroso que vuela por encima del territorio español  casi a diario. Y menos mal que Canarias ha escapado a la instalación de bases norteamericanas, aunque algunos de nuestros políticos y empresarios están coqueteando con el poderoso imperio para que se queden por aquí.
Pero claro, en el régimen dictatorial teníamos una férrea censura y todos los trapos sucios y escándalos  quedaban ocultos . No se quería que se supiera que todos estos corruptos eran adictos “a los principios fundamentales del Movimiento” y que estaban con el Caudillo, por la gracia de Dios.
Corrupciones y  prebendas hubo en la historia de este país. Y proliferaron en la llamada conquista y colonización de América, dedicándose buena parte de los mandatarios que España envió allá a la rapiña, al abuso de poder, al despojo y al desprecio por las culturas aborígenes. Todavía hay personajes que viven, tanto en los paises latinoamericanos como en España, de las rentas de lo que pudieron robar sus antepasados en tierras americanas..
Tenemos cierta prensa, radio y televisión incluida, que pretenden hacernos creer que todo esto de la corrupción es un invento que ellos han descubierto ahora. ¡Pobre ilusos! Lo que sucede es que nuestra democracia tiene escasos mecanismos para combatir la que tenemos actualmente y por eso tanto corrupto se ha hecho “demócrata”. En nuestra sociedad, desde las clases más bajas a las de alta alcurnia, la corrupción y la hipocresía son más normales de lo que se piensa.

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