sábado, 15 de septiembre de 2012

Los enigmáticos desnudos del surrealista Delvaux

Un pintor surrealista belga que siempre nos ha llamado la atención es Paul Delvaux (1897-1994). Influenciado por De Chirico y Magritte, pasó de un realismo impresionista al cultivo de un universo propio, con un toque del absurdo. Quizá en ello influyan los graves acontecimientos que le tocó vivir: dos guerras mundiales, la ocupación y el éxodo de su país. Con una técnica bastante académica, representa personajes hieráticos, soñadoras y silenciosas mujeres desnudas, hombres distraídos, esqueletos, en un escenario clásico de templos griegos y jardines florentinos con perspectivas de arquitectura clásica.
Ultimamente, 1982, fue inaugurado en Bélgica un museo específico dedicado a su obra.
Delvaux es un pintor frío, intelectual, que habla del misterio, de la soledad, de la incomunicación. En su obra aparecen ambientes oníricos y erotismo casi a flor de piel. Cuerpos desnudos, estaciones de tren vacías, escenas nocturnas, composiciones con esqueletos. Dicho con sus propias palabras, “en la obra de Chirico me di cuenta de que era posible el clima que tenía que desarrollarse, el clima de calles silenciosas con sombras de personas que no pueden verse, nunca me he preguntado si es surrealista o no.” No se consideraba un surrealista en sentido estricto, y siempre mantuvo una relación fuerte con su infancia, que es su motor artístico y vital.
Su obra se conserva en la Tate Gallery de Londres, el Museo Nacional de Arte Moderno de París, el Moma de Nueva York, e incluso el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

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