Por Eduardo Sanguinetti(*), Buenos Aires, Especial para NOVA
Si no tienes tu candidato, si ya no confías en ningún político, pues te parecen todos/as incapaces, corruptos, mentirosos, psicópatas: vota por ti.
Sentenciada la calle por el prostíbulo político, que promueve a sus "héroes con pies de barro" degradables por TV y en las redes manipuladas por trolls de la web, a la legítima inteligencia no le interesa el tema, fue excluida del juego político... el sarcasmo absurdo y el anacronismo, configuran la alegoría de la historia Argentina, de este tiempo, donde los peores ocupan funciones de relevancia, y pareciera que el espectáculo de los falaces estafadores de la vida, continuarán en sus sitiales de honor, impidiendo la construcción de una República, hoy, en franca desaparición, con la identidad del ciudadano con su identidad subestimada, eliminada.
Nuestra libertad nos obliga a cada instante a comprometerla con dignidad y valentía, contra las fuerzas del resentimiento, el odio, la mentira, la cobardía, la traición y la mezquindad de gobiernos descartables, conformados por traumados personajes sin capacidad ni experiencia de haber experimentado el vivir con la sensibilidad del instante, con identidad y rebeldía, siempre a favor de una existencia cultural y personal.
Me ha permitido permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar, sin nada. Siento, veo y experimento las necesidades de hombres y mujeres que luchan y mueren en el intento de permanecer en mi tierra: Argentina... sólo me interesa saber que la vida debe experimentarse como un milagro, no como un castigo.
Por lo tanto, nada se compara con el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas con naturalidad, asimilado siempre en libertad de ser, en un acto de ética en estado puro, cuidando de uno mismo votar por uno mismo... deviene en reivindicar nuestro rol de "ser" ciudadano de una República, hoy en estado de caída libre. Votar por uno mismo, un valiente acto de hacer valer los derechos inalienables que hoy, nos son negados significa dejar muy en claro el descontento y el descreimiento fundados legítimamente, ante el "circo electoral", donde los ganadores son los de siempre: mononeuronales, sin ideas ni ideales, "fantoches" jamás dispuestos a asimilarse a fundar un tiempo donde la democracia en todo su esplendor tenga sitial de honor, una democracia participativa, donde cada ciudadano tenga asegurado su porvenir pleno de armonía y libertad en la relación.
Votar por uno mismo es negarse a ser un número dentro de las estadísticas oficiales, tan degradantes y falaces.
Vota por ti mismo, coloca una foto de tuya, con tu nombre en el sobre y deposítalo en la urna... si el voto no fuera obligatorio, todo sería tan distinto.
Se trata entonces, de preparar nuestras mentes para el combate vital por la lucidez, sin los inútiles candidatos de siempre y eso significa que hay que estar siempre buscando cómo conocer el propio acto de conocer, haciendo de lado privilegios que reciben legisladores incapaces, bien rentados, que ya no se representan ni a sí mismos, en nombre de la democracia y el orden vetusto, que ya no tiene espacio para quienes somos herederos legítimos de una tradición, donde el conocimiento implica responsabilidad y el pensamiento tenga un sitio de honor en la vida de nuestra comunidad.
(Filósofo y poeta)
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