viernes, 15 de noviembre de 2013

Alemanes en Canarias

Nuestro destino siempre estuvo vinculado a las grandes potencias europeas. Fueron los británicos quienes trajeron el plátano y el tomate, la luz eléctrica y el alcantarillado, las consignatarias y los bancos. Impulsaron los puertos y construyeron los primeros hoteles para sus enfermos de asma y de melancolía, trajeron la modernidad en momentos en que Madrid tenía poco interés en Canarias. Tras ellos los escandinavos se encandilaron con nuestras playas y nuestro sol, y ahora son alemanes e ingleses nuestros más habituales visitantes. Algunos piensan que los extranjeros nos colonizan económicamente, a fin de cuentas nuestro turismo depende de los grandes operadores que revierten beneficios hacia los países de origen. Hace pocos días, en una de tantas cenas en casa con amigos, le preguntamos a una persona que fue un alto cargo bancario si un territorio como el nuestro, con el actual nivel de renta y más de doce millones de turistas al año, podría aspirar a la independencia política. La respuesta fue que técnicamente sí sería factible, pero que el asunto clave es el mantenimiento de servicios muy costosos como la sanidad, la enseñanza; las infraestructuras, en definitiva. Personalmente creemos que nuestro destino va unido al Primer Mundo y al área occidental, y cualquier aventura africanista está ligada al fracaso. El subidón en la renta canaria se produjo justo tras el acceso español a la Unión Europea, y fueron justamente los alemanes los principales contribuyentes en las ayudas comunitarias que hemos estado disfrutando.
La presencia de alemanes en el archipiélago es evidente en estos momentos, la Fiesta de la Cerveza se celebra con algarabía en varias islas. En Tenerife y Gran Canaria, en Fuerteventura y La Palma se nota bastante, son muchos miles los que han comprado viviendas para residir de manera fija o temporal. Son también muchos quienes han abierto inmobiliarias, restaurantes, tiendas de ropa o de deportes, los que en definitiva se han implicado en la actividad económica local. Incluso en Los Llanos de Aridane hay tiendas que traen ropa, bolsos, cinturones, zapatos y otros productos directamente de Hamburgo, Colonia, Frankfurt. Molesta que pongan sus carteles en alemán pero ninguna ley de residencia va a frenar esa corriente que además trae de distintos lugares escritores, pintores, músicos, fotógrafos. Artistas e intelectuales de distinto origen pasan temporadas en las que a veces trabajan sobre nuestra naturaleza. Sumando identidades, somos un pueblo mestizo y ecléctico. Españoles y portugueses, gente de Flandes y Malta, de Normandía y Génova, de Irlanda y de procedencias exóticas. Habitamos un mundo cada vez más abierto donde podemos movernos en muchas direcciones. Por tanto, convivencia es la clave, tolerancia y asimilación.

1 comentario:

  1. ¿Tolerancia, convivencia y asimilación? ¿Es que en Alemania estas son las claves? Si esto es un análisis de nuestra realidad, carece de seriedad en absoluto. Guárdeselo como broma. No conozco muchos alemanes que se asimilen a nuestra cultura cuando están aquí; no me interesa tolerar la explotación económica que impone una jerarquía en los puestos de trabajo y en la consideración del nativo frente al inmigrante, ni creo que esa misma explotación económica sea ninguna muestra de un mundo abierto (cosa que nunca hemos dejado de ser, con europeos o sin ellos). Y sobre la independencia, que no sé por qué la llama "aventura africanista", no creo que un banquero retirado sea la autoridad a que debemos escuchar. Aparentemente, tampoco un reconocido novelista nos sirve para salirnos del sentido común de Madrid y del caciquismo insular. Una lástima de intelectual echado a perder.

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