María Victoria Hernández ha publicado libros
que son textos de cabecera para muchos, ha investigado archivos, ha rescatado
la memoria colectiva, ha defendido, promocionado y amado su isla natal como
poca gente lo ha hecho. Cronista excepcional, su entusiasmo y su capacidad de
trabajo han sido proverbiales. Hace unos años tuve el atrevimiento de pedir al
ayuntamiento llanense que le otorgara el nombramiento de Hija Predilecta, que
le dedicara ya una calle, que le regalara alguno de esos honores municipales
que suelen reservarse para alcaldes o concejales recién fallecidos, siempre
gente del entorno político que manda, la casta sacerdotal endogámica. Pero
obviamente aquella instancia que quedó sellada en el Registro nunca mereció
respuesta.
Tal como escribió David Sanz en Diario de
Avisos el pasado 2 de agosto, Viqui tuvo ideas aunque dispuso de muy poco
tiempo para ponerlas en práctica, apenas año y medio. Tras las elecciones, el
PSOE se resistía a entrar en el gobierno del Cabildo, sabedor de antemano que
se trataba de un pacto venenoso, sometido a permanente chantaje. La Palma es
una isla partida en dos: la isla occidental y la isla oriental, que se odian
entre sí. Y su capital económica, Los Llanos de Aridane, es una jugosa
tentación, un tentáculo del poder. Pobre ciudad llanense: sin auditorio, con la
ruina del pomposo Parque Cultural, con la obsoleta Casa de la Cultura, sin la
actividad teatral, musical, literaria y artística que merece dada su población.
La cultura en La Palma seguirá siendo
asignatura difícil porque hay recelos a que alguien levante la cabeza por
encima de la atonía general. De la misma forma, el futuro de la isla depende de
las decisiones de media docena de personajes que desean mantener sus prebendas.
Mejor vivir de la subvención que de la invención, así piensan. ¿Qué importa si
los chicos que salen de la isla a estudiar jamás vuelven? ¿Qué importa si la
isla se queda como un bello asilo para la tercera edad germana? ¡Viva el
monocultivo!
María Victoria ama la artesanía, las
tradiciones, las plantas. Y todo eso se ha reflejado en su breve etapa. Pero
hizo más cosas y quiso hacer otras que no pudo culminar.
La cosa está clara: La Palma es hermoso
paisaje, y penoso un cierto paisanaje. Apetencia de inmovilismo se llama eso.
Una reflexión difícil de entender para los que amamos la isla de La Palma.
ResponderEliminarY solo añadir que María Victoria Hernández es una mujer que ha demostrado el amor por su tierra, que ha trabajado por ella y que estoy segura que seguirá investigando sobre las mujeres palmeras, por la cultura,el folclore,las artesanas con sencillez, con ese estilo tan particular, tan suyo.
blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Gracias por el comentario: La Palma necesita despertar, evolucionar, conectar con los tiempos. No quedarse en la melancolía enfermiza. Gente como Viki ayudaría a ello.
ResponderEliminar!Hay tantas cosas por las que La Palma es increible¡ !hay tantas cosas por la que destaca¡ !hay tantas cosas por las que vale la pena esa pequeña isla del oriente del Atlantico¡
ResponderEliminarPero tiene una carencia, sólo una, pero es tan grande que muchas veces, cuando alguien la supera, a la carencia me refiero, como por ejemplo Vicky, los cielos le caen implacables para su desdicha.
La carencia a la que me refiero es la falta de amor a la propia tierra, me refiero a ese rancio egoísmo del que los cortos de vista alardean deseando una La Palma para ellos solos, como si de alguna manera quisieran acotar las costas para el disfrute único de los que se consideran legítimos propietarios, aislandola de los demás, aislandola del mundo, privando al del exterior de lo que la isla dispone.
Vicky, ha proyectado al mundo, desde este internet que tan generoso puede llegar a ser, las cientos de virtudes, las singularidades de una tierra que ha sido forjada por la mezcla de culturas y de pueblos.
Algunos, que muy poco aman a La Palma queriéndola para ellos solos, han intentado acallar las voces de aquellas personas que quieren que se conozca su tierra, María Victoria Hernández es una de estas últimas, su trabajo así lo ha demostrado y seguro, que aunque a muchos les pese, continuará difundiendo el alma de La Palma durante muchos, muchos años más. Muchos le estaremos agradecidos, entre ellos yo.
Sí, estoy totalmente de acuerdo, estimado Juan Carlos. La Palma es una isla de caciques, y los cacicatos están vigentes desde la época de la conquista: hubo unos repartos de aguas y de tierras que siguen marcando la privacidad. Los caciques quieren la isla para ellos solos, no quieren que nadie entre. Y pasa lo que pasa.
ResponderEliminar