Los cinco palpándonos a tientas,
en el ático de Lope de Vega desde el que se ve parte de la grada del estadio.
Richard cambió el bombillo porque daba mucha claridad y puso en su lugar uno
que expele una difusa sombra roja sobre la alfombra que ya hemos manchado de
ceniza y besos, ahí al lado la cama con la promesa azul de su vientre de
lavanda. Javi, sin pareja, se aplica al tocadiscos, deja entrar ese fantástico
LP de los Rolling que trae lo último, qué virguería. Y vendrá Aretha Franklin
seguida del I’ve been loving you too long, con giro a este blues descarnado que
estrecha campos de imán en las cinturas cuando Yoni apresa a Inma y se ponen a
bailar sin moverse, suben y bajan las manos a lo largo de la espalda, husmean,
recorren, se detienen. Y las niñas se dejan lamusear junto al cuello, es casi
el atardecer sobre el Teide cuando Yoni e Inma se van al otro cuarto, a por más
cap, un líquido dulzón que parece sangría, suave, blandito. Pachi se extiende
en el lecho, voy alisando sus cabellos en la almohada, hace un quiebro, la
persigo. Mejor que seamos pocos, me dije, ya que es la única forma de conseguir
algo; lo malo es que tienen que irse temprano, a las diez lo más tardar. Viven
en Herradores, sus padres son gente seria, cochino sistema. Inma contó que
estuvo en el pitote aquel que se armó delante del A-Go-Go cuando la policía
cogió a tres con pastillas, supieron dónde las conseguían. Con esto del estado
de excepción te meten un soplón en cada ojo. Javi contento por cumplir los 21,
la mayoría de edad, chacho: a los veintiuno lo único que consigues es el
derecho a ser fusilado en consejo de guerra. Empeñado en ir al grano, nada de
florituras y besitos sino mojar ya, para eso conseguí capsulitas en el Puerto
de la Cruz, que las animan al amor. Suena Je t’aime moi non plus, la de los
suspiritos. A Pachi le encanta la meditación cuando le llega el vómito de
hashish bien adentro, como si estuvieras por encima del mar, allá en
Piccadilly, su super-ego que trasciende, borrachera dulce igual que pluma al
viento. Richard es de Vancouver y la conoció en el campamento de El Médano pero
a las nueve las pibas no quieren sexo sino que se están cayendo de sopor. Oye
¿se te fue la mano con la dosis o confundiste las pastillas de yohimbina
afrodisiaca con el frasco para dormir?
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