martes, 18 de mayo de 2021

El incordio marroquí: amistades peligrosas

 


La soledad y la indefensión del individuo constituyen un drama en estos tiempos, retornan los miedos insulares cuando bajo la nublazón del alisio el vecino marroquí enseña los dientes. Desde la Marcha Verde el reino alauita está empoderado: extiende sus aguas jurisdiccionales, manda pateras, invade Ceuta. Todo recuerda la mala descolonización de Guinea Ecuatorial, donde los paisanos también salieron a estampida, como estaba Franco vivo todo era materia reservada y bajo el silencio algunos se hacían ricos. Canarias ahora es tierra de paso para sustanciosos tráficos de armas hacia el siniestro Teodoro Obiang. Además, resulta que en su día pagamos entre todos multimillonarios rescates a la banca y algunos listos, Rodrigo Rato incluido, hicieron negocios. Ahora La Caixa y Bankia han de fusionarse eliminando miles de sucursales y de empleados. Entretanto, los dirigentes votan una nueva política de salarios para altos cargos, que llegan a triplicar sus sueldos anteriores. El Estado, como accionista del 16 % de CaixaBank, ha votado en contra de la nueva política de retribuciones del banco durante su junta de accionistas. No obstante, la nueva CaixaBank, fruto de la fusión con Bankia, ha logrado sacar adelante este punto del orden del día. Y a reírse.

 Dicen los psicólogos que la era de Cupido ha muerto, ahora nos hallamos en la era de Narciso, que trae individualismo, adoración de uno mismo. Cada cual se refugia en su yo y cierra las puertas a los demás, es la era de la autosatisfacción y la negativa al compromiso. Devastación de una época, yoísmo extremo. En España la salud mental, igual que los tratamientos dentales, suelen quedar al margen del sistema. Los tratamientos privados son caros y tratan de cubrir las carencias del sistema de salud pública, tendría que existir una concertación económica, como algunos colegios. Cuando son necesarios ingresos y terapias de larga duración, deberían acordarse unas tarifas máximas y algún tipo de concierto institucional, como en las residencias de tercera edad, o tarifas máximas como con los alquileres de viviendas.

 Todo esto nos conduce al viejo tema de una sociedad poco solidaria. Podemos desear la soledad en ciertos momentos pero las personas mayores o con enfermedades discapacitantes obligan a buscar soluciones para la falta de apoyo social. Ya en el Reino Unido crearon en 2016 el Ministerio de la Soledad, una iniciativa digna de ser imitada ya que la población mundial está envejeciendo. Incluso en China hay menos nacimientos y peligra el relevo generacional. En Japón están tratando de crear su propio ministerio de la Soledad, porque allí hay una cierta inclinación a quitarse la vida, el harakiri y los aviones kamikaze. Ellos tienen una cultura de trabajo muy estricta y la falta de salud mental les crea un estigma. Tienden a negar sus problemas psicológicos.

 Aunque nunca sabremos las cifras reales, podría ser que con la pandemia hayan aumentado los casos de autolesiones. Muchas pequeñas empresas cerradas, bares, restaurantes, tiendas de todo tipo, cuyos propietarios han quedado muy maltrechos. Las cifras oficiales no lo avalan, pero un informe del periódico El Mundo señala que en España hay unas 3.600 víctimas de suicidios al año, 10 al día, una cada dos horas y media… Y 200 intentos diarios. Hay personas, incluso jóvenes, que tenían pareja, familia, amigos, trabajo y dinero, y en estos años de crisis recurrentes tienen la sensación de que lo han perdido todo. Por ello se reclama un Plan Nacional de Prevención, una promesa recurrentemente incumplida. Psiquiatras, psicólogos y víctimas han demandado soluciones a nivel nacional porque esta es la primera causa de muerte no natural en España, y existe una falta de implicación política, sanitaria y social en este asunto.

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