La soledad y
la indefensión del individuo constituyen un drama en estos tiempos, retornan
los miedos insulares cuando bajo la nublazón del alisio el vecino marroquí
enseña los dientes. Desde la Marcha Verde el reino alauita está empoderado:
extiende sus aguas jurisdiccionales, manda pateras, invade Ceuta. Todo recuerda
la mala descolonización de Guinea Ecuatorial, donde los paisanos también
salieron a estampida, como estaba Franco vivo todo era materia reservada y bajo
el silencio algunos se hacían ricos. Canarias ahora es tierra de paso para
sustanciosos tráficos de armas hacia el siniestro Teodoro Obiang. Además,
resulta que en su día pagamos entre todos multimillonarios rescates a la banca
y algunos listos, Rodrigo Rato incluido, hicieron negocios. Ahora La Caixa y
Bankia han de fusionarse eliminando miles de sucursales y de empleados.
Entretanto, los dirigentes votan una nueva política de salarios para altos
cargos, que llegan a triplicar sus sueldos anteriores. El Estado, como
accionista del 16 % de CaixaBank, ha votado en contra de la nueva política de
retribuciones del banco durante su junta de accionistas. No obstante, la nueva
CaixaBank, fruto de la fusión con Bankia, ha logrado sacar adelante este punto
del orden del día. Y a reírse.
Dicen los
psicólogos que la era de Cupido ha muerto, ahora nos hallamos en la era de
Narciso, que trae individualismo, adoración de uno mismo. Cada cual se refugia
en su yo y cierra las puertas a los demás, es la era de la autosatisfacción y
la negativa al compromiso. Devastación de una época, yoísmo extremo. En España
la salud mental, igual que los tratamientos dentales, suelen quedar al margen
del sistema. Los tratamientos privados son caros y tratan de cubrir las
carencias del sistema de salud pública, tendría que existir una concertación
económica, como algunos colegios. Cuando son necesarios ingresos y terapias de
larga duración, deberían acordarse unas tarifas máximas y algún tipo de
concierto institucional, como en las residencias de tercera edad, o tarifas
máximas como con los alquileres de viviendas.
Todo esto
nos conduce al viejo tema de una sociedad poco solidaria. Podemos desear la
soledad en ciertos momentos pero las personas mayores o con enfermedades
discapacitantes obligan a buscar soluciones para la falta de apoyo social. Ya
en el Reino Unido crearon en 2016 el Ministerio de la Soledad, una iniciativa
digna de ser imitada ya que la población mundial está envejeciendo. Incluso en
China hay menos nacimientos y peligra el relevo generacional. En Japón están
tratando de crear su propio ministerio de la Soledad, porque allí hay una
cierta inclinación a quitarse la vida, el harakiri y los aviones kamikaze.
Ellos tienen una cultura de trabajo muy estricta y la falta de salud mental les
crea un estigma. Tienden a negar sus problemas psicológicos.
Aunque nunca
sabremos las cifras reales, podría ser que con la pandemia hayan aumentado los
casos de autolesiones. Muchas pequeñas empresas cerradas, bares, restaurantes,
tiendas de todo tipo, cuyos propietarios han quedado muy maltrechos. Las cifras
oficiales no lo avalan, pero un informe del periódico El Mundo señala que en
España hay unas 3.600 víctimas de suicidios al año, 10 al día, una cada dos
horas y media… Y 200 intentos diarios. Hay personas, incluso jóvenes, que
tenían pareja, familia, amigos, trabajo y dinero, y en estos años de crisis
recurrentes tienen la sensación de que lo han perdido todo. Por ello se reclama
un Plan Nacional de Prevención, una promesa recurrentemente incumplida.
Psiquiatras, psicólogos y víctimas han demandado soluciones a nivel nacional
porque esta es la primera causa de muerte no natural en España, y existe una
falta de implicación política, sanitaria y social en este asunto.
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