miércoles, 17 de enero de 2018

La juventud no lee

La juventud no lee. Y el mayor problema no es que no lea, es que aquella que no lee, está perdida y se la da por perdida. Aquella otra que lee, no entiende y lee sin ton ni son haciendo apreciaciones a veces innecesarias o incluso lee por suerte. (...) Con leer por suerte me refiero a que, aquel chico o chica joven que vemos en el vagón del metro, por llevar un libro en la mano y no un iPhone, es el rarito de turno. Y con leer por suerte me refiero a que hoy en día no existe algún tipo de aliciente que invite a leer o a tocar un tipo de hoja de papel que incite a la cultura. La culpa de todo ello no es de las tecnologías, por cierto. (...) La razón fundamental por la que no se lee es otra: la mala literatura que se escribe hoy en día. Hay mucha de calidad, sí, pero no se descubre o es inalcanzable por el motivo que sea. Los clásicos siguen donde están, lo sé, pero llegar a ellos es un camino desconocido y, muchas veces, obligado en los centros de estudios, lo que les convierte en algo distinto. Lo obligado siempre funciona regular. (María Sanz, en El Correo de Andalucía, 17 de enero 2018)

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