
Más allá de las ceremonias de posesión, los celos, el síndrome de culpa por las infidelidades, el entendimiento de la pareja abierta, la proliferación de tríos y su enamoramiento de June, la propia mujer de Miller, esta Anaïs que sin duda fue hermosa escandalizó con sus escritos a la sociedad de su época. Incluso se atrevió con uno de los tabúes milenarios de nuestra civilización: el incesto, a través de la relación con su propio padre. La puerta ya estaba casi abierta para que ella se lanzara a vivir cada minuto de su vida, entregada a la pasión, a la alegría de vivir, los encuentros fugaces, la música de jazz, los artistas fracasados, las drogas, las contradicciones. La furia del deseo que el orgasmo solo aplaca fugazmente, el poso de decepciones cuando se constata que todo es efímero. Más allá de los reproches y las consideraciones de la moral establecida, fue decidida, nunca dejó de sentir la necesidad de experimentar, de ir más allá de lo establecido. Delta de Venus, publicado en 1977, cuando ya la autora había muerto, es un libro fundamental dentro de la literatura mundial.
La
moral sexual ha sido tan cambiante que se parece poco a la que padecieron
nuestros padres en el franquismo; legalizadas las parejas homosexuales, incluso
pueden adoptar hijos o tenerlos con vientres de alquiler. Sin embargo, en
países de otra concepción cultural, ello te puede llevar a la cárcel e incluso
a la muerte. Como decía Bauman, el modelo de familia tradicional ha quedado
hecho trizas pues las nuevas generaciones desechan el compromiso, las parejas
son poco duraderas, en el mundo desarrollado la natalidad se reduce y ello
comporta cambios sociológicos imprevisibles. La mujer que ahora tiene entre 20
y 40 años, a menudo menor preparada que el hombre, tiene el mérito de ser
observadora y paciente, en espera de sus oportunidades en la vida ya no se
dejará doblegar fácilmente por el varón. Sin embargo, en los colegios y en los
institutos de nuestro entorno cuando nos invitan a participar con los alumnos
comprobamos que el machismo sigue estando muy presente en la vida de las
adolescentes y jovencitas, ahora vigiladas por los nuevos dispositivos
tecnológicos por novios posesivos, a menudo violentos. El acoso e incluso la
agresión física o verbal no han desaparecido, incluso una parte de estas chicas
adoran a esos “matones” jactanciosos, pandilleros, carne de gimnasio a menudo
con cerebro plano.
Tengo la suerte de
pasar mis días con una mujer de espíritu libre y con mucha alegría de vivir,
Rosario Valcárcel. Ella también entiende que la literatura es la vida, y la
vida es la literatura. Pionera del registro erótico aquí cuando aun no había
llegado aquella estupidez norteamericana de las 50 sombras de Greys, en algunas
de las lecturas que hacía en lugares de las islas contempló reacciones airadas
del auditorio. A aquel genio que fue Agustín Espinosa le pasó algo parecido:
recibió el rechazo cuando se ponían sobre la mesa ciertos párrafos de su gran
novela Crimen.
Hoy en día las
posiciones tradicionales de los sexos quedan en entredicho cuando contemplamos
el aluvión de talento femenino en las universidades y en las empresas. Pues
cuando yo entré en las redacciones de periódicos era muy rara la presencia de
la mujer. Creo que la nueva mujer impresiona e incluso apabulla al varón, cuyas
posiciones en la vida caen ante la determinación de estas mujeres que han
superado prejuicios y recelos. La juventud de hoy es sin duda más sana y está
liberada de aquel sexto mandamiento que constituyó la obsesión de la Iglesia;
ciertamente les ha tocado un mundo en el que resultará complicado obtener una
familia estable, un puesto de trabajo eficiente, unos salarios adecuados a su
valía. Pero ellos y ellas están dispuestos a luchar.
Definitivamente, hay profesiones donde la presencia femenina es puramente testimonial, anecdótica. Algunos luchamos por cambiar las costumbres, a ver si ganamos esta contienda...
ResponderEliminar