Una isla es un territorio repleto
de electricidad que viene desde abajo, que se sustancia hacia el aire. Así nos
muestra la insignificancia de lo que somos en el enorme cosmos pero a la vez
nos aporta la potencia de sentirnos tan pegados a la tierra y ser viento,
criaturas errantes con poca base. Tal vez por eso tengo pesadillas. Anoche se me
apareció una mujer con la apariencia de un ángel custodio, similar a una
estatua de mediados del XVI, en pleno esplendor del arte de Flandes, una talla
de madera policromada que debió venir a las islas a cambio de una partida de
azúcar, las islas enviaban azúcar a Europa y a cambio venían tejidos,
manufacturas, objetos artísticos. Lo cierto es que se trata de una imagen cuya
conservación es bastante buena. La joven desciende del altar como una sombra y
adquiere forma humana, siento su respiración, escucho el leve aleteo de sus
pasos, su mirada es profunda, su perfume es de jazmín. Cuando era chico fui
monaguillo, me gusta todavía el aroma del incienso y de las flores frescas, en
especial las azucenas de LUIS LEON BARRETO ------------------------------------------------------------------------------------------correo: leonbarreto49@gmail.com
martes, 28 de octubre de 2014
El ángel custodio
Una isla es un territorio repleto
de electricidad que viene desde abajo, que se sustancia hacia el aire. Así nos
muestra la insignificancia de lo que somos en el enorme cosmos pero a la vez
nos aporta la potencia de sentirnos tan pegados a la tierra y ser viento,
criaturas errantes con poca base. Tal vez por eso tengo pesadillas. Anoche se me
apareció una mujer con la apariencia de un ángel custodio, similar a una
estatua de mediados del XVI, en pleno esplendor del arte de Flandes, una talla
de madera policromada que debió venir a las islas a cambio de una partida de
azúcar, las islas enviaban azúcar a Europa y a cambio venían tejidos,
manufacturas, objetos artísticos. Lo cierto es que se trata de una imagen cuya
conservación es bastante buena. La joven desciende del altar como una sombra y
adquiere forma humana, siento su respiración, escucho el leve aleteo de sus
pasos, su mirada es profunda, su perfume es de jazmín. Cuando era chico fui
monaguillo, me gusta todavía el aroma del incienso y de las flores frescas, en
especial las azucenas de
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Precioso relato, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarblog-rosariovalcarcel.blogspot.com
Una isla es un territorio repleto de electricidad que viene desde abajo,... bonito comienzo para un relato entrañable.
ResponderEliminarBuen relato, en el sentido de detallar unos hechos ciertamente biográficos, entre el cuento, el artículo y la reflexión, a la misma altura, o superior, de los famosos «articuentos» de Juan José Millás. Y es que no hay que irse lejos para encontrar la calidad.
ResponderEliminarAquiles García Brito.